HABLANDO DE TEATRO POR: ENRIQUE BRIBIESCA "NO TE VAYAS SIN DECIR ADIOS".

HABLANDO DE TEATRO POR: ENRIQUE BRIBIESCA 

"NO TE VALLAS SIN DECIR ADIOS".

Por:#EnriqueBribiesca

¿Qué anhela un hombre en el ocaso de su vida para celebrar su cumpleaños? La respuesta puede ser tan variada como los matices de la existencia misma.

En "No te vayas sin decir adiós", Juan Ferrara encarna a un hombre mayor, cuyo corazón aún late con la ausencia de su amada esposa. Su familia, un mosaico de generaciones y emociones, se reúne para celebrar su onomástico en el cálido refugio de su hogar. La hija mayor, con su propia historia de amor entrelazada a la de un médico, y la dulzura de una nieta que ilumina la casa. El hijo menor y su esposa completan este cuadro familiar, aparentemente perfecto.

Sin embargo, bajo la superficie de sonrisas y felicitaciones, se agita un mar de secretos y tensiones. El patriarca lucha con todas sus fuerzas por tejer una noche mágica, un recuerdo dorado para atesorar. Pero el destino, cruel titiritero, tiene otros planes.

Poco a poco, como grietas en un espejo, pequeñas discusiones comienzan a revelar verdades ocultas. El ambiente se torna denso, cargado de emociones contenidas y palabras no dichas. Cada revelación es un terremoto que sacude los cimientos de esta familia, uniéndolos en el dolor o separándolos en la incomprensión.

Juan Ferrara nos regala una actuación magistral, un tour de force emocional que nos sumerge en las profundidades del alma humana. A medida que los secretos salen a la luz, somos testigos de cómo una familia, en apariencia normal, se enfrenta a sus propios demonios.

Esta obra nos invita a reflexionar sobre nuestras propias relaciones familiares. Nos recuerda que detrás de cada puerta, en cada hogar, se esconden historias de amor, traición, perdón y redención. Nos hace preguntarnos: ¿Qué familia no tiene sus propios fantasmas en el armario? Y ante las verdades más dolorosas, ¿cómo reaccionaríamos nosotros?

"No te vayas sin decir adiós" es un espejo en el que nos vemos reflejados, con nuestras virtudes y defectos. Nos recuerda la importancia de la honestidad, el perdón y el amor incondicional en nuestras relaciones más cercanas. Porque al final del día, cuando las cortinas caen y las luces se apagan, lo único que realmente importa es el amor que compartimos con aquellos a quienes llamamos familia.

¿Y usted, querido lector, está listo para enfrentar sus propias verdades familiares? ¿Se atreverá a no irse sin decir adiós?

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