sábado, 14 de septiembre de 2024

HABLANDO DE TEATRO CON: ENRIQUE BRIBIESCA | LA RUMBA| EN CARTELERA TODOS LOS VIERNES 8:30 PM EN EL TEATRO VERSALLES.

HABLANDO DE TEATRO CON:ENRIQUE BRIBIESCA | LA RUMBA | EN CRATELERA TODOS LOS VIERNES 8:30 PM.

En una tarde aparentemente común en la Ciudad de México, dos espíritus rebeldes decidieron escribir su propia aventura. Chencha Carmina y Toñita Lelé, dos damas cuyas arrugas contaban historias de una vida bien vivida, se escabulleron sigilosamente de su grupo de excursión del asilo. Mientras sus compañeros admiraban el imponente Ángel de la Independencia, ellas se dejaron llevar por el llamado de sus corazones inquietos.

Perdidas en las calles de una metrópoli que ya no reconocían, el destino las guió con mano invisible. Frente a ellas se alzaba un edificio decrépito, sus paredes desconchadas ocultando secretos de otra época. Sin pensarlo dos veces, cruzaron el umbral, adentrándose en lo que parecía ser un portal al pasado.

El polvo danzaba en el aire, iluminado por los rayos de sol que se colaban por las ventanas rotas. Chencha Carmina y Toñita Lelé se detuvieron, boquiabiertas. Aquel lugar abandonado no era otro que "LA RUMBA", el mítico salón donde sus pies habían trazado infinitas figuras en noches de gloria y pasión.

De repente, el escenario cobró vida en sus mentes. Las luces fantasmales de los años 50 y 60 parpadearon, y en el espejo empañado del tiempo vieron reflejadas a sus versiones más jóvenes: Carmina y Lelé, las reinas indiscutibles de la pista. El contraste entre aquellas imágenes vibrantes y sus cuerpos envejecidos era agridulce, pero en lugar de entristecerse, una chispa de alegría se encendió en sus ojos.

Con pasos temblorosos pero decididos, se adentraron en la pista de baile. El eco de sus risas rompió el silencio de décadas. Se burlaban la una de la otra, recordando viejas rivalidades, amores compartidos y secretos nunca revelados. La música, aunque solo existía en sus recuerdos, parecía llenar el aire, transportándolas a aquellas noches de euforia y desenfreno.
Mientras se movían al compás de una rumba imaginaria, Chencha Carmina y Toñita Lelé redescubrieron la esencia de quienes eran. Las arrugas se desvanecían con cada giro, los dolores se olvidaban con cada paso. En ese momento mágico, comprendieron que la verdadera rumba, esa danza de la vida, nunca las había abandonado. Estaba ahí, latente en sus corazones, esperando el momento para resurgir.

Lamentaban, sí, todo lo que ya no existía: los vestidos de lentejuelas, el humo de los cigarrillos, los aplausos del público. Pero en medio de la nostalgia, descubrieron algo aún más valioso: la alegría de estar vivas, de seguir siendo ellas mismas a pesar del paso del tiempo.

Cuando finalmente abandonaron "LA RUMBA", lo hicieron con una nueva luz en la mirada. Chencha Carmina y Toñita Lelé habían recuperado no solo recuerdos, sino una parte de sí mismas que creían perdida.
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